martes, 28 de noviembre de 2006

Hundertwasser y la Bicicleta Anarquista


Eating Fishes and Bicyclistes es una obra del arquitecto y pintor de origen austriaco Friedensreich Hundertwasser. Esta pintura, como buena parte de su obra, muestra a un mundo en espiral donde las líneas rectas y simétricas no tienen cabida. La idea de esta bitácora de viaje, es la de mostrar, ese otro mundo de curvas y asimetrías que van mas allá de los contrastes binarios de claro y oscuro, izquierda y derecha, malo y bueno, y otros que limitan nuestros pensamientos y prácticas cotidianas. La bicicleta es una excusa para moverme a través de diferentes caminos por los que he andado. Desde pequeño he pensado que la bicicleta ha sido el mayor invento de este mundo. A pequeña edad mi hermano mayor y yo, no teníamos bicicleta, a pesar que nuestra madre nos contaba sus andanzas en ella cuando era adolescente, y como la comparaban con un varón por andar todo el día montada en una bici. En su época era mal visto que una niña anduviera en pantalones y en una bici, para colmo. Es decir, la bici era una cosa de género, así que creo que ha habido algunos avances en lo que respecta a éste tema y su vínculo con la bicicleta. Bueno, el caso es que mi hermano y yo teníamos que pagarle a un vecino, más o menos adinerado, por usar su pequeño triciclo, si la memoria no me engaña era un cuadro 12. La tarifa era por minuto, así que nuestro pequeño aprendiz de capitalista hizo una fortuna con nosotros, quienes siempre estábamos en la primera fila para usar ese invento que nos tenia fascinados. Al año, nuestros padres como que se dieron cuenta que nuestra mesada se estaba invirtiendo en gorras, pelotas, etc., que iban a parar a manos del pequeño manolito de nuestra manzana. Fue así que mi hermano y yo recibimos una bici, cuadro 15 para ufanarnos aún más, en la cual creo recorrimos el equivalente a tres vueltas al globo terráqueo en menos de un mes. También la bici me dejo algunos recuerdos y marcas imborrables, como un primero de enero de la década de los 70s cuando otra vez mi hermano mayor, manejando, y yo, montado en el manubrio de nuestra bici, nos lanzamos por una de esas montaña donde las pendientes parecen indescifrables y donde solo recuerdo salir volando, como en esos saltos al vacío, y luego mi muñeca izquierda partida y en forma de zeta. Aun tengo una cicatriz en mi brazo que la gente confunde con esas vacunas mal hechas que parecen una moneda de las de mayor denominación. Volviendo otra vez al hippie de Hundertwasser, este solía decir en sus delirios que "El hombre se hace paralítico por andar en suelos planos". El hecho que nací en una ciudad más plana que el campo de fútbol del Maracaná, hace que no tenga alguna queja de las tierras aplanadas. Aún así otra vez quiero hacer énfasis en que seguir un solo plano nos debilita y nos hace fácil presa de los pensamientos unidimensionales y simétricos, sean estos planteados por los adoradores del mercado o por algún líder mitómano y salvador de la humanidad. La bici es algo que esta siempre en movimiento, pero no es algo autómata, sino que nosotros decidimos el ritmo y el paso al que anda. Continuara